Reflexiones estivales de un mediador: en el máster oí la palabra Mediación
“Aquellos que están lo suficientemente locos como para creer que pueden cambiar el mundo, son quienes lo cambian”.
Steve Jobs
La primera vez que oí la palabra mediación
. . .como método de resolución de conflictos me atrajo tanto como le sucede a Hugo de Covarrubias la primera vez que contempló con sus propios ojos una vidriera en el libro las ventanas del cielo. Se trataba de un máster que ofrecía el Colegio de Abogados de Valencia allá por el año 2007. Cuando tuve conocimiento de su existencia no dudé ni un segundo en apuntarme a pesar del sacrificio familiar y económico que ello suponía para mí. Mi hija, dueña de mis sábados hasta entonces, me dio su visto bueno.
Como abogado sentía que faltaba humanidad en los juzgados,
. . .sentía que se tenía muy poco en cuenta a las personas y que la rigidez de nuestras leyes procesales en bastantes ocasiones generaba soluciones que distaban mucho de ser justas para las partes. No sabía muy bien lo que esperaba encontrar con el máster de mediación, pero en mi interior latía la esperanza de que fuera una forma de dar una mejor solución a los conflictos, teniendo en cuenta no sólo el derecho sino a las personas, su idea de lo que es justo, sus sentimientos.
El máster en general no fue lo que esperaba.
Mucho derecho, mucha psicología y muy poca mediación. Sin embargo, ese poco de mediación que me explicaron me abrió todo un mundo y siempre estaré agradecido por ello a la persona que tuvo la idea de traerlo. Una vez acabado y superado el máster, dedique horas y horas a buscar en las redes sociales la palabra mediación. Aunque era Agosto todos los días de 8 a 12 de la mañana me dedicaba a recopilar información. Y una vez recopilada empecé a hacerme mis propios apuntes de mediación y a interiorizarla hasta hacerla mía disfrutando de cada minuto dedicado a esta gratificante tarea. Y germinó en mí la semilla de los ADR, sabía que tenía que esforzarme al máximo para que mucha gente conociera sus evidentes ventajas. Y a ello me he dedicado hasta hoy.
Se creó una importante sinergia entre los casi 50 alumnos que nos apuntamos al máster.
Fuimos conscientes de que si no hacíamos algo el máster podía quedar en una mera anécdota. Ya teníamos la formación pero no sabíamos cómo íbamos a ejercer la mediación. Teníamos una ley de mediación autonómica y un reglamento pero no se había hecho nada desde la Administración, ni siquiera teníamos un Registro de Mediadores. Y decidimos impulsar la mediación dentro del propio ICAV.
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“Máster Aplicado a la Realidad Social: Derecho, Comunicación y Transformación Digital”.
Solicitamos la creación de una Sección de Mediación
. . . y, con no pocas dificultades y mucho tesón e ilusión, conseguimos que fuera una realidad. Después de un tiempo nos fijamos otra meta en la Sección, crear un Centro de Mediación. Y tras de algún intento fallido lo conseguimos también con la llegada de una persona muy capacitada y con larga experiencia en la materia. Tanto la persona que trajo el máster como la que nos ha ayudado a crear el centro son mujeres, y lo remarco porque son las mujeres las que mayoritariamente apuestan por la mediación.
El Colegio de Abogados
Ha hecho una fuerte apuesta por la mediación gracias, en parte, a nuestro impulso y determinación. La existencia del CMICAV permitió crear un Registro de Mediadores propio gracias a las sucesivas y mejoradas ediciones del máster de mediación a la que se apuntaron gran número de abogados. Con ese importante material humano y gracias en buena medida a su desinteresada labor, el colegio de abogados ha logrado firmar un importante número de Convenios de Colaboración, tanto con el Consejo General del Poder judicial como con diversas instituciones públicas que han permitido que se realicen numerosas mediaciones con unos muy buenos resultados a mi entender.
Se inició como algo gratuito y desinteresado, era la única forma de ponerlo en marcha, pero ahora, ya consolidado, es un servicio profesional remunerado.
La firma de convenios
No hubiera sido posible sin la transposición al Derecho interno español de la Directiva de la UE de 2008 sobre mediación en asuntos civiles y mercantiles mediante la Ley 5/2012 y el posterior Reglamento 980/2013 que pusieron negro sobre blanco en la Ley de Enjuiciamiento Civil al acuerdo de mediación, dándole el mismo valor que a un Laudo o a una Sentencia siempre que fuese protocolizado por un Notario o fuese homologado por un Juez. Esta normativa estatal permitió unificar la regulación de la mediación, sin derogar las normas autonómicas de mediación familiar, dándole su definitivo impulso.
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En todo el territorio español
. . .ha aumentado significativamente el número de profesionales que además de su profesión de base se han formado como mediadores gracias a la gran oferta docente existente. Estos mediadores ya formados están o bien creando sus propias instituciones de mediación para optar a los concursos de los Servicios de Mediación de las administraciones pública o bien se inscriben en el Registro de Mediadores del Ministerio de Justicia adscritos a una o varias instituciones de mediación para realizar mediaciones bien privadas bien públicas.
La mediación como método de resolución de conflictos
Está ya asentada y consolidada en España. Pero todavía es muy difícil “ganarse la vida” sólo con ella. Hay que compaginar la profesión de base con la mediación, lo que al menos en mi caso supone un gran degaste tanto físico como mental, sólo la ilusión y la pasión que siento por la mediación me permiten seguir adelante pero con dificultad debo reconocer. Tengo la fortuna de desarrollar mi profesión en un ámbito que me permite aplicar con éxito todo lo aprendido en la mediación, lo que me produce una enorme satisfacción personal porque me permite obtener soluciones justas defendiendo los intereses de mi cliente pero teniendo en cuenta las circunstancias vitales de la otra parte.
Creo sinceramente que la mediación tiene mucho futuro.
Como siempre digo a mis alumnos lo creo porque la Unión Europea ha apostado por la mediación, no solo en el ámbito civil y mercantil, sino también en el penal o en el administrativo por poner otros ejemplos. Los informes que desde la Unión Europea se han realizado sobre la implantación de la mediación en los diferentes países miembros no sólo se reafirman en la mediación como método de resolución de conflictos sino que recomiendan que se fomente su obligatoriedad.
Tenemos un excelente sistema de Justicia con unas normas procesales y sustantivas de primer orden.
Pero desde mi punto de vista está desbordado por el gran número de asuntos que llegan a los juzgados. Ello hace muy difícil por un lado que la Justicia sea rápida y por otro lado que los jueces tengan el tiempo suficiente para estudiar a fondo los asuntos a la hora de dictar sus sentencias mejorando su contenido. Y es ahí donde la mediación tiene un papel importante que cumplir.
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Si desde el Gobierno se modifica la legislación
. . . para que sea obligatoria la mediación antes de un procedimiento judicial incentivándola de forma que sólo acceda a la Justicia Ordinaria los casos que verdaderamente necesitan una solución jurídica emitida por un tercero creo que mejoraremos el sistema de Justicia y ayudaremos a que la Justicia sea más justa, más humana y de mayor calidad jurídica. De esa manera promocionaremos la mediación de tal manera que con el tiempo no sólo será complementaria de la Justicia ordinaria sino que tendrá su propio espacio como medio de resolución de conflictos independiente.
Buen verano a todos los mediadores. Siempre en movimiento.
Javier Valero Llorca, Abogado y Mediador