A favor de la mediación patrimonial preceptiva
Me pregunto por qué sigo usando agenda de papel. Supongo que hablar por el móvil y apuntar una cita es más fácil de este modo. Ya debo quedar para marzo. Bueno, en realidad lo que me trae hasta aquí son otras reflexiones.
También debe ser esta manía mía de no dejar que Marisa, que es todo eficiencia, hable con los protagonistas de la mediación.
Los escucho desde el minuto cero y fijo un encuentro en esta bendita agenda de papel que se niega a agrandar los días que le quedan a febrero.
Nada. No logré tener mi tercera mediación en el mes lunar.
La buena noticia es que la primera mediación de marzo será bien al principio, a ver si esto coge ritmo.
Me encantaría poder ser más ordenado, un tipo más formal, que no se obstine en llevar la agenda de las mediaciones en una libretita de papel como el siglo pasado, o que delegue en la secretaria del estudio la fijación de las audiencias de mediación.
Me gustaría también estrenarme en este blog argumentando en favor de la mediación patrimonial preceptiva.
Dicen que Colón había viajado ya a “las indias” cuando los sabios de Salamanca, que sabían exactamente el volumen del Orbe y la fuerza de los Alisios lo suspendían rotundamente en las explicaciones que su genio lego daba fundamentando la aventura que cambiaría dramáticamente la historia.
Como él, los que hemos visto el éxito de la solución obligada por la ley, el entusiasmo que fue despertando en los investigadores, los mediadores, los abogados y sobre todo entre los ciudadanos que fueron adoptando la mediación preceptiva en todas las circunscripciones de ese enorme país federal que es la Argentina, sabemos que no solo se puede, sino que la mediación preceptiva para asuntos patrimoniales es una fórmula exitosa.
Pero creo que no irán por allí los tiros,
Me estrenaré hablando de las comidas mediadas.
Es que mientras cruzo “Lagasca” con rumbo al Lago de Sanabria para desayunar lo que Mireya quiera ponernos esta mañana, saludo con media inclinación de cabeza a Julián, que ya está dando cuenta de su bocata de calamares, y termino de apuntar la fecha del lunes para la primera y de momento única mediación del mes de marzo, caigo en la cuenta de que el blog de Tomás será leído fundamentalmente por compañer@s mediadores que tendrán sus propias teorías sobre la necesidad y conveniencia de establecer la mediación preceptiva en lo patrimonial.
¿Qué podría agregar mi débil pluma a sus seguros razonamientos?
¿Cómo convencer de que en débiles carabelas puede uno llegar a tierra firme y volver cuando tantos temores teóricos se escriben desde los centros de sabiduría?
Me apetece un rioja, siendo que ya son pasadas las doce, y aceptaré la tapa generosa del Lago de Sanabria mientras Julián me cuenta las desventuras con su vecino de escalera irremediablemente perdido para el diálogo como para la vida civil en general e inapto ciento por ciento para intentar con él mediación alguna.
También lo convenceré, estoy seguro, y vuelvo a sentirme hermanado con el incomprendido Almirante.
Pero, mientras doy cuenta del plato de almendras suspiro en la certeza de saber que tampoco será esta la tercera mediación de febrero.
Supongo que me gustaría compartir con mis compañer@s mediadores no ya la seguridad de una solución técnica probada, sino la calidez y necesidad de un instrumento humano cual es el encuentro.
Y es por eso que me decanto por presentar en la entrada de este blog las comidas mediadas que se organizan con regularidad de cuando en cuando en Madrid y se anuncian en el grupo de WhatsApp y LinkedIn.
¿Pero cómo transmitir la cálida alegría que tienen esos encuentros informales en los que Chusa puede reírse de su militancia intrajudicial mientras Laura nos cuenta su lucha a orillas del Pisuerga y Gema y Karina nos bendicen con su sabia sonrisa y agudos comentarios mientras Arturo, Pablo, Tomás y yo, iluminados de vino tinto festejamos con sonoras carcajadas cada anécdota que rueda entre los platos de arroz?
En las comidas mediadas, en los encuentros del más formal café mediación que organiza con un temario y todo Asimedia los últimos jueves de mes, en las quedadas de mediadores que recorren la noche madrileña, los mediadores podemos escucharnos, aprender, compartir padecimientos y gozos y hasta bailar.
Es un tema demasiado serio y no podré abordarlo tal y como se merece.
Ni siquiera seré capaz de elaborar una teoría balbuceante para explicar el hecho curioso que la proliferación de asociaciones de mediadores no haya cubierto el espacio de encuentro y se esté formando una corriente informal pero poderosa por fuera de lo que parecería su labor principal.
Por supuesto no tengo nada en contra de las ligas, ni de los porta ligas, como pueden ser estos blogs o incluso el tuit o, el mucho más Flanders, Linkedin pero es evidente que la necesidad humana de intercambio y búsqueda conjunta no se está alcanzando por esos cauces institucionales sino por estos más espirituales y espirituosos.
No creo que sea tiempo de teorías sino de dejar fluir lo que es ya una actividad imparable de una profesión que hace su entrada en el campo de la resolución de conflictos con paso firme. Sustentada en una sólida experiencia internacional y en excelentes profesionales responsables y formados en una técnica relativamente novedosa en el ámbito local pero sólida e independiente de las disciplinas que la nutren en su base, y por lo tanto, no podría dejar de destacar la importancia que tiene este año el World Mediation Summit que se realizará en Madrid con traducción integral simultánea e intentará hacer revista de la situación de la mediación en España.
El Congreso Internacional de Mediación 2015 es importante, desde ya, por contacto con las muy ilustrativas experiencias de otros países ya que están apuntados no sólo ponentes de Estados Unidos e Inglaterra sino de Grecia, Italia Francia, Australia, Canadá y embajadores algunos de ellos de pueblos en conflicto actual. Pero más importante, si cabe, lo veo por esa posibilidad de encuentro entre nosotros de introspección, de revista.
¿Podré convencer allí de la utilidad de la mediación preceptiva, o mis compañer@s se dejarán convencer por la exitosa experiencia italiana?
Igual es verdad que apenas cumplida la reconquista de Granada, o la sanción de la ley estatal de mediación civil y mercantil, que es nuestro caso, no es el mejor momento para teorizar, ya que los tratados son hoy por hoy patrimonio de los sabios de Salamanca a los que posiblemente las valiosas mercancías de las que seremos portadores en nuestras carabelas, deje arrumbados en el baúl de los recuerdos.
Para mí, como seguramente lo sería para El Cristophoro el día mejor es el que no ha amanecido.
Eso de esperar amaneceres, me recuerda que en una quedada nocturna en Café Bicicleta de Madrid la gente de Medif.tv me hizo hablar de la mediación preceptiva.
Yo me quedo en una mañana con un sol madrileño de gloria, intentando convencer a Julián para poder contactar luego a su “intratable” vecino y esperando que sea lunes para atacar mi primera mediación del mes de marzo que llevaré a cabo, como siempre lo hago, con la presencia y ayuda de los abogados de las partes.
¡Qué bueno es poder ser mediador de base, pionero trabajando por un camino de pacificación e integración de los discursos en el conflicto!
¡Que necesario resulta, en la vida del pionero que somos todos, tener ámbitos de encuentro e intercambio!
¿Coincidiremos en alguna comida mediada o en la tertulia de Asimedia?
¿Seremos capaces de liberar los cuatro días de la agenda para asistir juntos y numerosos al WMS 2015?
¿Nos vemos en la próxima quedada de mediadores?
Siempre nos quedará el blog
Un saludo desde lo más profundo del corazónJ
Emilio Navas
@escribanonavas
Entrevista Emilio Navas Paús. Abogado y Mediador from MEDIF RTV on Vimeo.