El pasado 30 de Noviembre celebramos el Wine and Thinks de Otoño en el Club de Vinos “Los Sarmientos”
Por Alberto Esteban Valdés
Una velada asociada al vino, a los amigos, a la comunicación, al maridaje de las buenas viandas con el líquido elemento, a un entorno tranquilo, confortable y agradable sólo nos puede evocar expectativas y sugerencias muy positivas.
Como también lo es en el caso de un buen vino, primero se presenta a la vista y así fue por el hecho de que Lola Y Tomás nos convocaron en el céntrico barrio de San Jerónimo de Granada , cerca de la Catedral y de la plaza de la Trinidad , en una casa de la calle Horno de Marina de estilo señorial renacentista (siglo XVI y XVII ) destacando su maravilloso patio con arcadas de orden toscano .
Todo ello supone un buen comienzo,
. . . .y la decoración del Club de Vinos los Sarmientos es muy cuidada ya que sus socios han aportado con mucho cariño piezas únicas del mundo del vino y también del medio rural y de la cultura andaluza. A la vista siempre tenemos en cuenta el color que en este caso fue cálido, transparente, diáfano pero no exento de densidad como tampoco faltó la lágrima en la copa, aunque se hiciese esperar al final de la velada dado el grado y cúmulo de emociones.
Todo fue limpio y fluido sin faltar momentos de gran efervescencia.
Mi olfato me decía que todo iba a desenvolverse de forma natural siendo espontánea la presentación del evento por parte de los organizadores. Cada uno de los presentes se fue sucediendo presentando sus principales motivaciones profesionales y personales en el momento actual sin entrar todavía en profundidad. Momentos así nos dejan un aroma de urbanidad y de excelencia a los que no siempre estamos lo acostumbrados que debiéramos. Enma también contribuyó en gran manera a servirnos de forma sucesiva todo tipo de alimentos con las que ir maridando los excelentes vinos.
Al gusto en todo momento percibí sensaciones de una gran dulzura en las experiencias que describieron algunos de los compañeros de velada.
Tengo que resaltar el gran cariño que mostró Alba cuando nos habló sobre sus extensos conocimientos acerca del Aceite de Oliva y sus propiedades organolépticas, la pasión de Leo cuando nos comenta sus investigaciones sobre fragancias y también sobre la gastronomía y el medio rural y no deja de sorprenderme José Javier García Montero cuando nos narra sus motivaciones por sus nuevas ocupaciones de voluntariado , en especial la lucha contra el Cáncer.
José María fue un exponente de dulzura condensada cuando nos relató su lucha contra las adversidades de la vida siempre de la mano de Lola sin desfallecer un solo momento. Emotivas fueron las comunicaciones de Belén y de Cruz. Pero también estuvo presente la acidez en la forma cómo Tomás afronta su dedicación en el mundo de la mediación con anécdotas que tampoco faltaron en los relatos anteriores. Y me refiero a la acidez en clave de humor pues éste estuvo presente en cada sorbo.
En lo que se refiere al oído todo se desarrolló con gran educación,
. . .respeto, melodía y sin estridencias en ningún momento. Todo fue armonía, buen estilo, las contestaciones y réplicas fueron acordes y en ningún momento nos “pitaron los oídos” pues lo que quisiéramos decirnos unos a otros se hizo a la cara y en buen tono.
Por último, me he de referir al tacto porque cuando se organiza algo con tanto esmero, dedicación y cariño como lo han hecho Lola y Tomás Prieto sólo puede resultar excelente y servir para hacer más estrecha la relación entre los allí presentes. Tan es así que de aquel evento han surgido otros varios como citas gastronómicas, reuniones con más amigos, colaboración en proyectos. Un excelente caldo, en este caso de cultivo, para compartir y lanzar ideas y proyectos de futuro.
Leopoldo Romero
Primero quiero darte las gracias Tomás, una vez más, por tan singular e ilusionante experiencia que compartimos el pasado mes de noviembre en el Club de Vinos los Sarmientos.
Segundo, pedirte perdón por no haber podido escribirte antes.
Me gustaría aprovechar estas palabras para poner en valor esta experiencia, desde el punto de vista en la que yo la viví. Como sabes, fue la primera vez que acudía y, como es lógico, con muchas dudas en cuanto al concepto, formato, contenidos, asistentes desconocidos y objetivo de dicha reunión.
Ante tanta incertidumbre,
. . .decidí tomar una actitud observadora y analista (pero no crítica) para empaparme de todo lo que fuera a ocurrir en la intención de obtener el máximo provecho. Solo me habían dicho, a priori, que era un encuentro muy chulo y enriquecedor….pues nada, al tajo!
Pasados los primeros instantes,
. . . y aprovechando que mi turno de palabra fue más avanzado en el tiempo, me fijé en lo que los asistentes percibíamos como estilo de comunicación, más que en los contenidos de los relatos (aunque todos muy interesantes, desde el punto de vista de la experiencia de vida, que todos estaban compartiendo). Efectivamente, empecé a notar que había algo verdaderamente original y enriquecedor en aquella reunión. Se estaba logrando que un grupo tan numeroso de personas mostrara interés, todos por todos, sin ninguna motivación comercial, política o religiosa… ¿Cómo? solo por el mero placer de descubrir que tiene que decir el otro!, y el otro y el otro… Ahí el ingrediente del desconocimiento previo fue muy importante.
¡Hacía tanto tiempo que no vivía semejante sensación! … el placer de escucharnos, de entendernos, de admirarnos en plena libertad y en directo.
Supongo que esta sensación no debería ser tan original, pero creo que la sociedad en la que vivimos, desgraciadamente, no se inspira en estos conceptos.
Por eso, llegado mi turno de intervención, quise desviar la atención del grupo a que tomáramos conciencia de lo maravilloso de ese “ahora” que estábamos viviendo y así pudiéramos disfrutar, aun más de ese momento.
Debo deciros, queridos Tomás y Lola, que nos estamos malacostumbrando a la mentira, al postureo y al engaño, en tantos ordenes de esta vida tan vertiginosa, que nos estamos perdiendo muchas bondades del ser humano .
Así que esta, tu propuesta, será muy recomendable a todo aquel que acuda a tu llamada
Un fuerte Abrazo.